martes, 2 de marzo de 2010

Burguesía y movimientos obreros

El avance de la industrialización europea, trajo el surgimiento y crecimiento de la clase obrera, conocida como proletariado.
El estilo de vida de los obreros no correspondía al desarrollo de la industria que sostenían con su trabajo, llevaban una vida miserable llena de pobreza y de una constante incertidumbre por la amenaza de perder su empleo. En esa época, las ciudades estaban llenas de trabajadores desempleados p con empleos temporales; lo que los llevaba a vivir hacinados en espacios muy reducidos.
Dentro de las fábricas, casi no tenían garantías laborales ni sociales, por lo que podían ocurrir despidos injustificados, jornadas extensas de trabajo, condiciones de infraestructura poco humanas, falta de atención médica o maltrato.
Ante estos abusos, los trabajadores se organizaron, dando origen al movimiento obrero que consistió en la creación de diferentes organizaciones y asociaciones como los sindicatos, las cooperativas y la prensa. A finales del siglo XVII surgieron los primeros movimientos obreros en Inglaterra, cuyas demandas eran la prohibición de las máquinas en las fábricas porque con ello se generaban muchos desempleados, y fijar un salario mínimo, lo cual fue ignorado por el parlamento inglés.
Una segunda etapa en los movimientos consistió en la creación de asociaciones como clubes obreros y cajas de ayuda mutua, destrucción de la maquinaria y huelgas. Las dos últimas fueron reprimidas en todas ocasiones.
El movimiento obrero tuvo un desarrollo progresivo, que va desde las luchas locales hasta la constitución de asociaciones nacionales como los sindicatos en Inglaterra y la Asociación internacional de Trabajadores en 1864 con la influencia del socialismo.

EL CRECIMIENTO DE LAS CIUDADES Y LA URBANIZACIÓN
Una ciudad era un núcleo social organizado que satisface las necesidades de la comunidad. El crecimiento de las ciudades ha sido paralelo a la transformación del entorno natural, que se va llenando de construcciones y sistemas favorables para la habitación, el intercambio, la elaboración de materias primas y de productos, así como para el encuentro social.
Según los urbanistas, el siglo XIX es el tercer estadio de la urbanización. Después de la revolución industrial el crecimiento de las ciudades y la urbanización se dieron de forma acelerada debido a las repercusiones que tuvieron la máquina de vapor, los telares industriales y el incremento y mejora de los medios de comunicación.
Desde inicios del siglo XIX las ciudades productoras de carbón y otros minerales, así como las que comerciaban con algodón, piedra caliza y de cantera, madera, cerámica y otros, comenzaron a crecer debido a que la máquina de vapor sirvió de enlace comercial, propiciando así el desarrollo de las viejas ciudades y el surgimiento de otras nuevas.
Como consecuencia de la industrialización, se fue haciendo una diferenciación entre el centro y los barrios circundantes, construidos con amplias avenidas; eran los nuevos barrios obreros, cercaos a las fábricas, la mayoría sin servicios urbanos.

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